LA CANCIÒN DEL AGUA
Juan Josè
Bocaranda E
“Cuando el sol es blanco todavía, un anciano cruza el
bosque donde tiene ubicada su casa. Los árboles lo bañan del rocío que han
recogido durante la noche, vertiendo sobre él las bendiciones que los espíritus
de la naturaleza destinan únicamente a las personas de buen corazón.
El anciano se siente complacido, alegre y lleno de
fuerza para continuar la marcha. Finalmente,
después de cierto tiempo, desemboca frente a una hermosa cascada que se
precipita sobre un pozo, formando con éste una especie de mundo aparte, donde la luz parece deleitarse en el juego de
crear cambiantes combinaciones de colores, en una ensoñación que nada tiene que
ver con este mundo denso y burdo.
Se detiene a la orilla del pozo, frente a la cascada,
se recoge sobre sí mismo y se aboca a rezar la oración matinal de agua.
El mismo rito, con las mismas actitudes de
recogimiento, quietud y paz, está siendo
repetido, simultáneamente, por otros maestros, en diferentes lugares
apacibles del globo, para elevar la Oración del Agua. Son como antenas de luz
que tienen la misión de enviar mensajes de armonía y paz a las aguas, para que las “guedejas líquidas de Dios” los rieguen a través de todas las redes
acuáticas del mundo, y sostener, así, la vibración de la Tierra, que, de no ser
por este recurso, hubiese perecido desde hace mucho tiempo.
Los ancianos rezan la Oración del Agua para lograr cristalizaciones simétricas, y lo
hacen mediante bellas canciones y frases hermosas de amor, amabilidad y
gratitud. También entonan canciones religiosas, cantos gregorianos o melodías
clásicas”.
Un niño que escucha de su abuela este relato, recibe
una inspiración: decide cantarle al agua fraseos aparentemente sin sentido,
jitanjáforas salidas del alma al impulso de bellos sentimientos, para que el
agua, receptiva, acoja en sus cristales los mensajes de amor, vibrando de
armonía y retornando el gozo en salud,
para las personas y para la
Tierra.
E imaginando todas las cascadas del mundo frente a èl,
canta con el corazón, con el tono de una invocación, de un ruego, de un llamado
a la virtud del agua sensitiva:
Salti landa
salti sinda,
casca salda
salda diva,
dane ale
dane vila,
uni fila
fila dai,
fila dai.
............fila dai.
Se imagina al agua hirviente de emoción, agitando el
cortinaje de sus hermosas cascadas de luz, e invita a la abuela a cantarle al
agua todos los días, al amanecer.
Ahora están hablando de la idea de valerse de Internet
para invitar a todos los niños y a todas las abuelas del Mundo, a cantar la
Oración del Agua, todos los días, cuando inicia su jornada el sol.
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