Translate

domingo, 14 de diciembre de 2014

MEMORIAS DE DIÒGENES SINOPEYUS. NOTAS HISTORICAS. Juan Josè Bocaranda E



MEMORIAS DE DIÒGENES SINOPEYUS. NOTAS HISTORICAS.
 Juan Josè Bocaranda E

Los avatares de la vida de Diògenes, desde que fuera desterrado de Sìnope, hasta que finalmente murió en Corinto, le impidieron dedicarse a escribir. Asì se creyó durante largo tiempo, hasta que, para bien de la cultura universal, sus Memorias fueron rescatadas en Ecbàtana, en el año 300 a.C., por un vagabundo perteneciente, según Herodoto, a la tribu de los marafios, pero cuyo nombre nadie ha podido establecer. Ni siquiera pudo lograrlo, pese a su acuciosidad y paciencia, el erudito inglès Sir Raymond Huy, conocido en los círculos intelectuales de Europa  como “el Ratòn de las Bibliotecas del Reino Unido”, y quien murió consumido por la frustración poco antes del ingreso de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial, específicamente, en la madrugada del 1º de septiembre de 1939, cuando los nazis invadieron Polonia.

En las Memorias se leen numerosas anotaciones e incisos de Estesìcoro de Eumea, hijo extramatrimonial de Jenòfanes, cuyos pasos pretendió emular en las faenas de la relaciòn histórica, si bien con escasa fortuna pues su madre pertenecía  al malafamado pueblo de los ictiófagos, hecho que restò credibilidad a sus esfuerzos.

El hallazgo de los infolios de Diògenes Sinopeyus constituyò un acontecimiento cuya magnitud es abonada por el hecho de que Diògenes Laercio no hace ni la màs mínima referencia a  las “Memorias” en su conocida obra sobre la vida, las opiniones y las sentencias de  los filósofos màs ilustres.

Los originales de las Memorias  se conservan en el Gran Museo de Pèrgamo, donde son custodiados por los descendientes de los seguidores del filòsofo itinerante, que no  eran pocos y quienes crearon, en el año 100 a.C. la “Gran Cofradìa Cìnica”.

La “Gran Cofradìa Cìnica” no debe ser confundida, ni por sus fines ni por sus ejecutorias, con “el hatajo de  cìnicos" que en cuantioso número han hecho de las suyas a lo largo de la historia y en todas las latitudes, incluyendo, naturalmente, la propia Grecia, donde desgraciadamente ha sobreabundado la impudicia polìtica...
Pero, lo que en realidad cuenta es  la palabra de Diògenes,  acreditada por los màs conspicuos relatores de la Antigüedad, como Accesopodoro de Megalòpolis, Amelàgoras “el àtico”, Eskulapios de Sardes y Casares de Manganeso. En nuestros tiempos la autenticidad de estos documentos fue determinada nada menos que por Martin Kamen y Sam Ruben a través del carbono 14, lo cual no es poco decir, sino todo lo contrario.

0 comentarios: