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sábado, 16 de julio de 2016

MEMORIAS DE DIÓGENES EL VISITANTE CON PIANO Y COLA





MEMORIAS DE DIÓGENES
EL VISITANTE CON PIANO Y COLA

Recibí una visita totalmente inesperada, de un sujeto a quien no veía desde nuestros tiempos de estudiante. Se había refinado, cumpliendo su cometido de encaminarse algún día a la primera magistratura. Yo recordaba cómo,  esponjándose como un sapo,  sólía decirnos “me estoy preparando para ser presidente de la República”.

También había seguido el curso de la obesidad, cuya semilla ya demostraba poseer en aquellos años. Ahora casi reventaba debido a las grasas acumuladas y temblorosas. Apenas le ví, mi saludo fue “!Caramba! Bien se ve que estás ensayando tu mandato presidencial. Con tu gordura haces honor a la imagen de una gestión presidencial próspera y patriótica...”
Me manifestó, en síntesis, que pensaba crear un partido político, a cuya integración me invitaba, con la seguridad de que ocuparía algún Ministerio de mi preferencia. ¡Así saldrás de esta penuria, y podrás reemplazar este deplorable tonel por quintas, yates y otros ideales más...
Para aventarlo cuanto antes de mi presencia,  le dije:
Yo no creo en los políticos. En ninguno. Porque el que se mete a politico y permanece en esa letrina, es porque tiene sus debilidades, y si no le falla una tecla, le falla otra, la siguiente o la  de más allá....hasta que le tocan “la que es”. Entonces se entrega...Por eso cuando de alguien se dice que es “buen político”, no cabe otra conclusión sino  la de que no es político bueno.
No hay quien sea al mismo tiempo buen político y político bueno. O es buen político porque tiene habilidad para las artimañas, sin condición ni límite; o es político bueno, porque tiene consciencia moral. En el primer caso,  permanece en el charco político, a todo dar, dispuesto a todo. En el segundo caso, tiene que salirse a tiempo, antes de que le toquen la tecla débil, y si se deja tocar la tecla débil, le tocan el piano completo...hasta el piano de la cola...

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