TONELADAS DE DIÓGENES.
HÍGADO ENCEBOLLADO
¡Ah!
¡Cómo se nota que me tienes envidia!
¿Verdad? Pues agárrala duro, para que no se te escape. Agárrala hasta que
inútilmente se te cocine el hígado, lo encebollas y te lo comes poco a poco,
como te lo dijo el médico. Y que te aproveche.
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