TONELADAS DE DIÒGENES.
BANQUEROS BUENOS Y MONEDEROS FALSOS.
Eubùlides decía que yo fabricaba moneda falsa.
Pero, eso no es cierto. Lo que ocurre es que me salpicò la mala fama de mi
padre, quien sì lo hacìa, como lo siguen haciendo los banqueros ilustres de hoy,
que cuando no falsifican la moneda, por lo menos la acumulan sin mesura de escrúpulos
sin importarles quièn come y quièn no.
Hay buenos banqueros, no lo niego. Son los que
abudan, y tienen muy claros sus objetivos. O impulsan las ganancias hacia
cumbres borrascosas, o propician una quiebra, para terminar de pescar en rìo
revuelto. ¿Quièn sabe de un banquero que haya muerto en olor de pobreza?
En cambio, los banqueros buenos no existen. Serìa
una contradicción absoluta. Porque ¿quièn ha visto banquero caritativo, aunque
jure serlo? Serìa como pretender que un hipopótamo tuviese buenas intenciones o
que un escarabajo no fuese tan buen
pelotero como los buenos banqueros, quienes saben còmo hacer pelotas y còmo rodarlas hacia
las criptas dinerarias.
De todo esto me queda una duda:
No es lo
mismo buen banquero que banquero bueno. Pero…
¿Es lo
mismo monedero falso que falso monedero?
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