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lunes, 26 de octubre de 2015

TONELADAS DE DIOGENES. PENSAR CON CABEZA PROPIA





TONELADAS DE DIOGENES.
PENSAR CON CABEZA PROPIA

Digo lo que pienso y pienso conforme me lo dice mi consciencia. No puedo ni debo pensar ni decir conforme a la consciencia de los demàs. Ahi radica la esencia de la libertad de expresiòn del pensamiento.
Y asì como yo no tengo derecho a coartar la consciencia de los demàs ni a encaminarla conforme a mi opiniòn, tampoco los demàs tienen ese derecho respecto a mì. Ahì radica el complemento de la esencia de la libre expresiòn del pensamiento, derecho que va parejo con el de  la igualdad, sin cuya existencia no puede haber libertad para todos, incluyendo la libertad de pensar y de expresión.
Y si se es dogmàtico e impositivo y recalcitrante, se trata de un grave y profundo problema del espìritu, que quien lo padezca no tiene derecho a imponer a los demàs, pretendiendo coartarle la libertad, ni siquiera la libertad de expresión.
Yo, desde hace milenios, vengo diciendo y diciendo. Pero, no con ànimo de que me escuchen, sino para drenar, para descargarme. Lo que ocurre es que en este mundo unos somos màs bullosos que otros, y pensamos a gritos, como desesperados, a diferencia de otros que piensan pero no lo dicen, dejando la procesión por dentro, aunque se les pudra y termine matándolos. Y todo eso, por hipocresía o por miedo, ambos perniciosos.
No. Yo no vine a enseñar. No me creo con ese derecho, pues  ¿Quièn tiene ese derecho? ¿Quien se lo otorgò? ¿Còmo y por què?
Simplemente, vine a gritar. El que no quiera escuchame, con taparse los opidos tiene.


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