TONELADAS DE DIÒGENES.
AQUELARRES ACADÈMICOS
Siempre me ha provocado repulsión que ciertas
personas, al final de cierto tiempo en las aulas, se reúnan en aquelarres
académicos, cubiertas de anchas y negras vestes antiguas, en ridícula
imitación de la magistratura de otros tiempos. Si fuese esencialmente forzoso
recibir títulos y, más aun, recibirlos en pública subasta, debería hacerse uso
del traje más nacionalmente representativo, en vez de ocurrir a obsoletos expedientes
protocolares, intrínsecamente dignos de mofa, hasta en aquellos días que, al
parecer, se niegan a morir. De esta manera se imprimiría a los actos circenses
alguna utilidad nacionalista, lo cual luce tan necesario hoy, cuando muchos se
avergüenzan del país donde han nacido -o, mejor, del país donde “se han dejado
nacer”, puesto que nada hacen para merecer haber nacido-.
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