DIÒGENES
LA VIDA ES UNA LARGA PONENCIA
De
la cincuentena de acepciones del verbo poner (RAE), se colige que
la vida es una larga ponencia…Es decir, no sòlo las gallinas ponen…Pongamos
atención…pero sin olvidarnos de la pìcara connotación de los gestos de una
gallina cuando pone…
-La reina ponìa peros a diestra y
siniestra.
-El jefe de policía se la pasa poniendo barreras descomunales en las
principales calles de la ciudad.
-El socorrista pone a muchas personas a
salvo de los peligros.
-El mozo pone bolsas de te, azúcar,
yerbabuena y manzanilla sobre las mesas.
-El cazador ponìa, primero un ojo,
después una bala.
-Sempronia ponìa cestas de huevos en la
puerta de la bodega.
-Aquella camarera pone patos y bacinillas
debajo de las camas de los enfermos.
-El borracho Eladio pone botellas de
cerveza en el refrigerador.
-El padre pone a su hijo de cuatro años, a bailar en la plaza como un monito.
-El fabricante pone aparatos a prueba.
-El estudiante puso fuerza y decisión en dedicarse
al estudio.
-El pecador pone propósitos de enmienda y
va camino a la canonización.
-El banquero pone intereses usurarios a
los prèstamos.
-El
filòsofo pone hipótesis enjundiosas para que sus lectores y alumnos
suden yodo.
-El amigo pone confianza en el amigo, porque
cree que no lo defraudarà.
-Los cineastas ponen en escena una
película atrevida.
-Los consumidores están poniendo el grito
en los santos.
-La novia le pone quejas, chismes y
reclamos al amante que, al parecer, le
està poniendo los cachicornios.
-El cazador de cucarachas se la pasa
poniendo trampas, pero no caen. Y eso lo pone en cuclillas de tanta
rabia.
-Las cocineras ponen ajiès en la sopa.
Tambièn ponen yucas, topochos, arroz, ocumo y otras verduras, y nadie protesta.
-El electricista pone bombillos y a veces
hasta cables, fusibles, brèkers y otras
cosas extrañas.
-Unos ponen de su parte…o de la parte de
los demás.
-El vulgar pone a las damas coloradas.
-El vecino acaba de poner las barbas en
remojo
-El negociante pone claras las cosas con
la contraparte.
-El carpintero pone taburetes como nuevos.
-El pastor, vestido a todo trapo, pone en
la puerta de la iglesia, cajas de zapatones viejos y deshechos, para los pobres
de su parroquia.
-Los estudiantes ponen tachuelas sobre las sillas de los profesores
-Los estudiantes ponen tachuelas sobre las sillas de los profesores
-El apostador pone grandes cantidades
sobre el tapete.
-El que vino a refaccionar mi casa puso
grandes vidrios en las ventanas.
-El asaltante pone temblores en los
corazones.
-El dueño del inmueble pone condiciones onerosas.
-Mientras unos ponen en claro otros ponen
en lo oscuro.
-El nuevo rico puso aparatos de aire acondicionado
por toda la casa.
-Los deportistas extremos ponen en
peligro su vida y sus posaderas.
-Los tacaños ponen pequeñas cantidades para
“hacer una vaca”
-El arrendador pone de patas en la calle
-La maestra puso una hilera de ceros en
la pizarra.
-Hay quienes ponen a los amigos como
medianeros
-El terrorista pone bombas y se va
silbando.
-Los ministros ponen cargos a la orden
-Los funcionarios ponen atención sòlo a
lo que les interesa
-Las santas monjas ponen fe y esperanza
mientras rezan
-El sacristán pone bonetes al pope y vino
en las vinajeras
-El monaguillo pone ojos a las limosnas
-El rector del Seminario acaba de poner
un vigilante en la puerta.
-La directora de la escuela puso un piano
de cola en su oficina.
-El ladròn pone los pies en polvorosa…o
en la cárcel
-El juez pone sobre la mesa la verdad y
la justicia
-El escribiente del tribunal pone notas
raras en los infolios
-El empleado del almacén pone corotos en
los estantes
-Aquel arrendador se la pasa poniendo
avisos
-La enfermera pone cúmulos de algodón
sobre las heridas
-El sol pone alegría por donde pasa.
-El buen velocipedista pone ruedas en Rìo
de la Plata en dos minutos
-La madre de familia pone remedios a la
indisciplina de los hijos
-El policía trata de poner orden.
-Las aves ponen pollos encofrados
-Los políticos ponen la torta
-El pobre pone remiendos sobre remiendos
-El doctor pone trozos de hielo sobre las
contusiones de los pacientes
-Aquella curandera se la pasa poniendo
cataplasmas
-Aquel mecànico pone motores de alta
potencia
-El músico puso una flauta sobre la
partitura
-El chef puso huevos en rodajas sobre la
ensalada
-El abogado puso toda su pericia frente
al juez
-El profesor puso todo su bagaje de
conocimientos en la conferencia.
-El caballero puso lanza y espada a los
pies de su Dulcinea.
-El muchacho, asustado, puso una bombona
en medio de la cocina.
-Un pato puso broches de oro en plena
sala.
-La anciana pone muchas trancas detrás de
la puerta de la calle.
-El predicador puso una biblia de cuero
sobre la tabla del pùlpito.
-El cura puso unos velones en el altar.
-El sujeto de la cauchera me le puso
llantas nuevas a mi carro.
-El bandido puso una pistola sobre la
mesa.
-El terrateniente puso largos petriles en
su propiedad.
-La muchacha puso caras largas y pucheros
cuando el novio la despidió.
-El director de la orquesta puso la
batuta como una melcocha de tanto batirla.
-El carpintero pone las virutas en una
caja de cartón.
-Aquel señor vive de poner tejas
-El prestidigitador puso en juego bromas,
maromas y artimañas.
-El tendero pone trombones a disposición de
los interesados.
-Al abogado Riñones le encanta estar
poniendo berenjenas en el bufete (No sè por què).
-El tramposo va por el camino de la vida
poniendo conchas de mango sin cesar.
-La tal “Nena” (que ya no debe serlo
tanto) ponìa verdes a los borrachos con sus chistes rojos.
-Los magistrados ponen sentencias porque
primero ponen ponencias...con la ayuda insustituible de los asistentes, quienes
ponen por su parte todo el esmero posible en contribuir a la administración de
justicia…
-La peor de las ponencias es la postura
“de la primera piedra”. Porque debe ser algo extremadamente doloroso. Cuentan que Monazo III, rey de Pujadonia, “puso la primera piedra”
para la construcción de un hospital, pero que apenas lo hizo fue presa de
intensos y lacerantes dolores. Por ello tuvieron que recluirlo en una clínica,
donde la prescribieron una dieta muy estricta, con base en “los tres aceites”,
y le impusieron un reposo como de primeriza. El obstetra le
dijo:
“Su majestad casi muere en el parto.
No vuelva a poner piedras porque la arrebata la muerte. No sería la primera parturienta
que fallece por andar en esas cosas. Poner piedras primeras o segundas es sumamente peligroso”.
Y asì, llega el momento de poner punto
final a esta retahíla. Pero con la advertencia de que yo no pongo. Sòlo
propongo.
Su amigo, Diògenes Sinopeyus.
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