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domingo, 25 de enero de 2015

MEMORIAS DE DIÒGENES. ARQUITECTURA DE UN RANCHO PELASGO


ARQUITECTURA DE UN RANCHO PELASGO

No me molestaría en describir la estructura del rancho, si no fuese porque en Grecia abundan quienes no los conocen o quienes se hacen los desentendidos.
Es conveniente que nuestros conciudadanos, sobre todo si habitan covachas similares, capten la descripción en todos sus detalles, para que se encuentren en condiciones de elaborar títu­los de propiedad.

Las presuntas paredes, prontas a  rendirse aun a la brisa màs apacible, eran de tablas,  latas y cartones, que formaban un collage digno de ultraístas. Un cuarto de rostro del pachá  Reza Palevi; un segmento de las “petacas” de “la Bomba de Puerto Rico”; el panorama de la megalópolis de Persia; y afiches de la Constitución de Grecia, donde se destacaban  los artículos  de los derechos sociales, y  aquello de “una vivienda cómoda e higiénica”.
En cuanto al techo, latas, bolsas de polietileno, tendidos de palma, restos  de asbesto y algunos trozos de chatarra.

El interior era un tanto más digno de mirar: un solo ambiente, donde  “todo estaba a la mano”: se departía, se defecaba sin largos viajes y se dormía en familiar apretujamiento. Sala múltiple de espectáculos sexuales de los padres para con los hijos, en lecciones de amor apresurado y con hambre. Latas que hubiesen querido ser ollas. Ollas que hubiesen preferido ser latas. Algunos catres sobrantes de las guerras médicas, y una que otra hamaca sustraídas del museo de “Los Beneméritos”.

Nos acomodamos lo mejor que pudimos, para tratar de dormir  siquiera como gallinas en desamparo.
Cuando nos disponíamos a conciliar el sueño, una lluvia de piedras cayó sobre el techo, armando un escándalo tal, que nos hizo recordar la Guerra de Troya: era que nuestros prójimos nos daban la bien­venida en aquella su “política de buena vecindad”.

Después, apenas comenzaba el semisílencio, hubo gritos de muerte o de­sesperación, vivas, mueras, peleas a machete, disparos, derribar de puertas, bajas contra el rey y muchas otras expresiones de alegría popular.

De esta manera, que sería el pedernal de toda las noches, amenizamos el sueño.

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