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miércoles, 31 de diciembre de 2014

MEMORIAS DE DIÒGENES .UNA SALIDA JURÌDICA.


MEMORIAS DE DIÒGENES
UNA SALIDA JURÌDICA

En el Terminal de Pasajeros de Atenas, el repartidor de equipajes gritò a Cleòbulo:

-Con este boleto no puede reclamar las maletas, y acto seguido llamó a unos  policías matraqueros para que nos detuvieran “por estafadores”.

Los policías le decomisaron unas empanadas chilenas que compartieron entre ellos dándose a devorarlas entre risotadas de perros hambrientos y con el desparpajo propio de los cobardes, que se amparan en  el poder y lo disfrutan.

En cuanto a Cleòbulo, no sè por què se me vino la imagen de un filòsofo humillado, que anduviese por las calles de Atenas con  los jitones deshilachados y cubriéndose las vergüenzas como quien procura ocultar la verdad para no escandalizar.

Finalmente nos dejaron en libertad, después de varias horas de dimes y diretes de leguleyo, en lo cual tuvo participación destacada Bias, el màs ladino de los Sabios, (que también los hay..,).

Intrigado Solòn por la forma en que se había resuelto el problema, le preguntò:

-¿Què les alegaste, Cleùbulo, que los convenciste con facilidad?

 -Simplemente les hablè de las diferencias entre el juris tantum y el juris et de jure respecto al derecho a la libertad de trànsito en el Paleolìtico Superior.

-¿Luego los jodiste a punta de latinazos?

-Asì fue –respondió Bias-
Entonces, el parlamentario se frota las manos entre grandes carcajadas,  mientras el nalgatorio congresalicio le oscila sobre un endeble guacal de verdura.

-Asì se hace –dice con satisfacción- Asì se hace con esos cabezas de gallina.



DIÒGENES. FRASES CÈLEBRES


FRASES CÈLEBRES
Los gobiernos, por mucho que corran, jamás alcanzan ni a la tortuga màs tortuga del mundo. Porque las necesidades de los pueblos crecen en proporción geométrica y los gobiernos “piensan” en proporción matemática.
(El Hombre de Cromañòn)


domingo, 28 de diciembre de 2014

MEMORIAS DE DIÒGENES. HIPPIES RATARDATARIOS.



HIPPIES RETARDATARIOS

Aguardè a los Siete  Sabios en el “Terminal Internacional de Autobuses de Atenas”, que no era sino un pozo de humo, miasmas y pestilencias.
Pude ubicarlos en medio del gentìo, debido al tufillo filosófico, derivado, no tanto de presuntos encumbramientos del logos, como de las poses, que suelen ser muy propias de esta clase de menesterosos.
Parecìan fantasmas salidos de la misma botella y se destacaban por la vestimenta. Causaba extrañeza su  modo de vestir.  No era frecuente ya, en aquellos tiempos de hippismo su­perado, ver hombres de figura patriarcal, de calvas relumbrantes, como escapados del Museo de los Filósofos, vestidos con sólo dos varas de sábanas, un cuarto de pecho descubierto, las canillas asomándose porfiadamente y los brazos a la intemperie, pero, sobre todo, con sandalias muy poco aptas para pisar mierdas, saltar charcos y resbalarse por toboganes de laderas malolientes.

El contraste de los Sabios comenzaba por mí, ajeno a esa clase de ropas desde que, al abandonar el tonel, hube de someterme a un baño de purificación espiritual, momento que aproveché para meter fuego a los costales que me habían protegido del frío du­rante tantos milenios de silencio. Al retornar a la ciudad de Atenas me aprovisionè de un par de pantalones de kaki  y de un pesado par de botas arrojadas por algún nuevo-rico de la politiparla en  un basurero ministerial,  donde todavía pastaban unas cuantas vacas gordas. Por esto, yo sí podía saltar barriales sin lanzar picones y pisar las esteras de basura que una miseria mal llevada confundía con la dejadez y el desaseo.





martes, 23 de diciembre de 2014

MEMORIAS DE DIÒGENES: EL ARLEQUÌN Y LOS CUERVOS




DE LAS “MEMORIAS” DE DIÒGENES:

EL ARLEQUÍN  Y LOS CUERVOS.

Cuando el arlequín surgía del fondo del escenario, un reflector le iluminaba el rostro cubierto de levadura. Siempre vestìa de blanco. Y en su cabeza, como nacida de un sombrero de copa, una flor oscilaba en el extremo de un alambre.

Asì había recorrido el mundo, hablando, siempre, con el lenguaje de las manos.

Todos hubiesen querido sentarse alrededor de su palabra inerte. Junto a la misma hoguera. Frente a las mismas llamas. Con el mismo calor.

Pero una noche  apareció en la escena vestido de negro, embetunado el rostro, torva la mirada, crispados los dedos, con la flor marchita y el sombrero vuelto una piltrafa.

A la sorpresa sucedieron la expectativa, el temor, el pánico, cuando, de no se supo dónde, extrajo un cañón y asesinó a unos pájaros. Y comenzó a sangrar de tanto tragar puñales, y ante todos lució como una cimitarra tinta en sangre. Y la mímica devino en palabras restallantes. Y en vez de sugerir, con dedos y miradas, cuestiones de amor o de bondad o de simple diversión, dijo y gritó  pedruscos, que cayeron como esputos de volcán sobre el oyente.

Fue como si el ángel del gesto se hubiese transformado en hirsuto demonio.

Gritó y sus gruesas palabras retumbaron en el cuerno del mundo:

“Ya no hay motivo de alegría. Todo es podredumbre. Negocio. Cotizaciones. Bolsas. Egoísmo desbocado. Cálculo. Conveniencia. Colocaciones de armas. Enfilamientos nucleares. Mien­tras yo me divertía, la Humanidad gemìa y yo cerraba ojos y oìdos.

Ha llegado la hora de las palabras encrespadas. De cambiar la sugerencia y el silencio, por señalamientos directos. Las insinua­ciones, por denuncias meridianas. Los verbos sutiles por justas groserías. Y mi denuncia es ésta: no hay motivos para estar alegres porque el mundo está triste. Los poderosos han decapitado el amor. La luz. La alegría. En su lugar han armado robots y marionetas de apariencia humana. En adelante vestiré de negro, símbolo del mundo que se hunde”.


Por las claraboyas del teatro penetró un huracán de murcié­lagos y repulsivos avechuchos. El arlequín desapareció. Dicen que, poco antes, había gritado en esperanto, que prefería largarse con los cuervos,  a seguir fingiendo risas y palomas.

sábado, 20 de diciembre de 2014

DE LAS MEMORIAS DE DIÒGENES: ÒRDENES SUPERIORES



De las Memorias DE DIÒGENES:
ÒRDENES SUPERIORES

...Zeus dispuso que los Siete Sabios regresaran a Grecia, no sòlo para hecerlos vivir “como lo hace el pueblo dìa tras dìa y noche tras noche”, sino sobre todo para sumergirlos en   un profundo baño de realidad, pues los filosòfos suelen andar por las nubes en un amor ensimismado a la Sabidurìa, por lo que Zeus considerò necesario  hacerlos “aterrizar”en las cotidianas miserias de lo humano.

Asì, pues, para cumplir “La Misiòn Zeus” hubimos de retornar a Grecia: Cleòbulo, Solòn, Quilòn, Tales, Pìtacos, Bìas, Periandro y este humilde servidor, dotado de “plenos poderes” como prefecto de disciplina del grupo…Por ello fui el primero en regresar a Grecia, para realizar los preparativos…


Estas Memorias no pretenden ser sino el informe final que hube de entregar a Zeus para dejar debida nota de los hechos protagonizados por nosotros directamente o de los cuales fuimos simples testigos, en un país absolutamente revuelto. Un país donde la gente pensaba con los talones y andaba con la cabeza; donde se trastrocaban los colores, se enlodaba la verdad, se enaltecía el crimen, se acosaba la inocencia y, para colmo, era penado con la tortura o con la muerte quien no secundara la mentira. En fin, un país donde se dejó al absurdo alimentarse por su cuenta, hasta generar lógica propia.

domingo, 14 de diciembre de 2014

MEMORIAS DE DIÒGENES SINOPEYUS. NOTAS HISTORICAS. Juan Josè Bocaranda E



MEMORIAS DE DIÒGENES SINOPEYUS. NOTAS HISTORICAS.
 Juan Josè Bocaranda E

Los avatares de la vida de Diògenes, desde que fuera desterrado de Sìnope, hasta que finalmente murió en Corinto, le impidieron dedicarse a escribir. Asì se creyó durante largo tiempo, hasta que, para bien de la cultura universal, sus Memorias fueron rescatadas en Ecbàtana, en el año 300 a.C., por un vagabundo perteneciente, según Herodoto, a la tribu de los marafios, pero cuyo nombre nadie ha podido establecer. Ni siquiera pudo lograrlo, pese a su acuciosidad y paciencia, el erudito inglès Sir Raymond Huy, conocido en los círculos intelectuales de Europa  como “el Ratòn de las Bibliotecas del Reino Unido”, y quien murió consumido por la frustración poco antes del ingreso de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial, específicamente, en la madrugada del 1º de septiembre de 1939, cuando los nazis invadieron Polonia.

En las Memorias se leen numerosas anotaciones e incisos de Estesìcoro de Eumea, hijo extramatrimonial de Jenòfanes, cuyos pasos pretendió emular en las faenas de la relaciòn histórica, si bien con escasa fortuna pues su madre pertenecía  al malafamado pueblo de los ictiófagos, hecho que restò credibilidad a sus esfuerzos.

El hallazgo de los infolios de Diògenes Sinopeyus constituyò un acontecimiento cuya magnitud es abonada por el hecho de que Diògenes Laercio no hace ni la màs mínima referencia a  las “Memorias” en su conocida obra sobre la vida, las opiniones y las sentencias de  los filósofos màs ilustres.

Los originales de las Memorias  se conservan en el Gran Museo de Pèrgamo, donde son custodiados por los descendientes de los seguidores del filòsofo itinerante, que no  eran pocos y quienes crearon, en el año 100 a.C. la “Gran Cofradìa Cìnica”.

La “Gran Cofradìa Cìnica” no debe ser confundida, ni por sus fines ni por sus ejecutorias, con “el hatajo de  cìnicos" que en cuantioso número han hecho de las suyas a lo largo de la historia y en todas las latitudes, incluyendo, naturalmente, la propia Grecia, donde desgraciadamente ha sobreabundado la impudicia polìtica...
Pero, lo que en realidad cuenta es  la palabra de Diògenes,  acreditada por los màs conspicuos relatores de la Antigüedad, como Accesopodoro de Megalòpolis, Amelàgoras “el àtico”, Eskulapios de Sardes y Casares de Manganeso. En nuestros tiempos la autenticidad de estos documentos fue determinada nada menos que por Martin Kamen y Sam Ruben a través del carbono 14, lo cual no es poco decir, sino todo lo contrario.

viernes, 5 de diciembre de 2014

DE "LAS MEMORIAS DE DIÒGENES" : EL PROFESOR AVENTOKLES Y LA PILDORA EFERVESCENTE-






DE "LAS MEMORIAS DE DIÒGENES": AVENTOKLES Y LA PILDORA EFERVESCENTE.

AVENTOKLES  Y LA PÌLDORA EFERVESCENTE.

Cada vez que recuerdo al siempre solemne pro­fesor Aventokles, no puedo menos que pensar en el grandísimo
esfuer­zo que hacen los hombres mediocres cuando adoptan aquellas  poses -¿risibles o ridículas?- de espetamiento y orondez, aun para las cosas más simples y comunes de la vida. Como caminar, hablar, reir, saludar o comer. Es que les resulta absolutamente inevitable darse aires de “importancia” que deben mantener mientras estàn en público, lo que les ocupa todas las horas de un dìa de tensión infinita. Seguramente llegan agotados a casa, después de una larga jornada de aventada “importancia”.

Asì pues,  si alguien merece compasión es el mediocre. Pero tam­bién es digno de admiración. Porque no deja de ser portentoso que, como una guerra entre “el norte” y “el sur”, pueda andar  espetado y fruncido al mismo tiempo, lo cual es contradictorio.
 
He llegado a entender que el mediocre recurre a medios artificiales para obtener aquella figura de globo: esa prótesis es “el paraguas protocolar” que todas las mañanas, poco antes de irse a la calle, se traga en forma de píldora efervescente. Y así, se presenta en público, con el paraguas ex­pandido en su interior y con la figura de una “sota” escapada de algún juego de barajas.

Por la noche expulsarà el paraguas, cuando ingiera la píldora colagoga  que, por cierto, a veces no funciona. Y a ello se deben tantas muertes secretamente misteriosas. ¿O es que acaso no han oído decir ustedes que el eminente don fulano o el ilustre doctor mengano murieron “por causa desconocida”? Es que los  médicos ocultan  que el sujeto murió porque el gancho del paraguas protocolar se le quedó engarzado en el  píloro. Por eso, cuando veo gente “muy impor­tante”, muy oronda, tiesa, aventada y sabionda, elevo mis oraciones a los dioses,  compadeciéndola como se compadece a las personas que están muriendo, sin saberlo, de muerte vergonzosa...