TONELADAS
DE DIÓGENES
COMPONENTES
DE LA MEDIOCRIDAD
Los
mediocres manifiestan como base la inconsciencia de su propia mediocridad. Su
torpeza les impulsa a la megalomanía, a presumir niveles de superioridad que
realmente no poseen, pues les está vedado por su naturaleza manifestar rasgos
de creatividad. Antes por el contrario, se apegan a las huellas cansadas de
otros pies, necesitan un guía, alguien que les insinúe caminos, que les abra
compuertas, que les ilumine el cuarto oscuro de la palurdez y de la cortedad
metal.
Los
mediocres son esencialmente superficiales. No conciben la necesidad de
profundizar. Por ello se apoyan únicamente lo externo, en el tamaño de las
cosas, en la cantidad, no en la calidad, en la estatura de los hombres y no en
sus valores, en su ser espiritual y moral. Para ellos vale más un forzudo
matón, que un ser humano pensante y creador; una hermosa mansión, (aunque sea
producto de evidentes latrocinios), que una humilde vivienda ganada con el
sudor cotidiano del trabajo y del esfuerzo sacrificado; menos un poema que una
receta de embriagantes.
